Es la primera vez que viajo así
hasta Guayaquil. Estoy muy contento; especialmente contento de tener
la posibilidad de abrir de esta manera las IV Jornadas de la NEL, en
nombre de la AMP.
Con ocasión de mi discurso de candidatura para
ser Delegado General de la AMP, hacía la distinción entre lo que
concierne a las particularidades de las Escuelas y lo que concierne
a la consistencia de la Escuela Una.
Para la NEL la particularidad de la tarea de su
Presidencia, es delicada. Es difícil encarnar lo Uno de una Escuela
tan extensa, y para ella misma, hablar con una sola voz, dada la
extensión y la diferencia de tamaño de las distintas Sedes. Por lo
tanto, el éxito de la preparación de estas Jornadas, las cifras que
acabo de escuchar, demuestran que la Escuela, con la ayuda del
Consejo AMP-América, podrá sin duda reforzar esta unidad y colaborar
así, a su medida, para que exista la Escuela Una.
La Escuela Una es la manera con la cual la AMP
en su conjunto entiende el pase, la formación del analista y el
psicoanálisis aplicado. Reforzar la Escuela Una consiste en seguir
con nuestro programa de estudios en estos distintos registros:
psicoanálisis puro, clínica del psicoanálisis aplicado, comentario
continuo de las posibles derivas del movimiento
analítico.
Reforzar la Escuela Una es también preparar el
próximo Encuentro de la AMP, reservado a los miembros, que tendrá
lugar en Buenos Aires del 21 al 25 de abril del 2008.
Para
preparar este Encuentro, el instrumento es, tal cual que se hizo con
el anterior volumen del Scilicet, la asociación de muchos
colaboradores en todas la Escuelas; está en preparación, bajo el
título Scilicet de los objetos (a) de la experiencia
analítica.
Preparar el Congreso es también mantenerse al
tanto del movimiento que define el lugar de las Escuelas de
psicoanálisis en nuestra civilización. Se exige cada día más
confirmación de la utilidad pública del psicoanálisis y
pruebas de esta utilidad. El acento que ponemos en el psicoanálisis
aplicado permite contestar a esta exigencia, sin ceder sobre nuestra
preocupación con el psicoanálisis puro.
Hay que tomarle la medida a todos estos
aspectos en el modo de transmisión que hacemos del psicoanálisis,
tanto en las Escuelas, como en la relación de las Escuelas con la
Universidad (en Guayaquil esto es especialmente oportuno); con las
Secciones Clínicas, como con los dispositivos de aplicación de
psicoanálisis que llamamos los Centros Psicoanalíticos de Consultas
y Tratamientos. Son ahora las tres consistencias en las cuales se
definen los problemas que tienen que enfrentar la transmisión del
psicoanálisis como tal.
Hay una especial tentación para algunas
corrientes del psicoanálisis, que consiste en pretender que el
discurso analítico se podría reducir al discurso de la ciencia como
tal. No tener su articulación precisa con él, sino reducirse a él.
Es esto lo que hace una cuestión política, las tentativas de
traducción del psicoanálisis al lenguaje de las neurociencias. La
cuestión política es crucial en la articulación misma de nuestro
discurso. Lacan ubicaba el discurso del amo como el revés del
psicoanálisis. Una de las consecuencias de ello es que tenemos
dificultades para hacernos escuchar por el discurso político, por
tres razones.
La primera es que desde del discurso del
amo, la cosa fundamental es no llevar problemas sino
soluciones.
Desgraciadamente somos los portadores de una voz que
dice que el paradigma problema-solución no es adecuado al siglo XXI,
después de que en el siglo XX hemos sido testigos del surgimiento de
lo real en la historia, en los acontecimientos que han marcado este
último siglo.
Segundo: el discurso analítico es un discurso
que se mantiene a distancia del Ideal; lo denuncia como semblante.
Esto nos pone en la dificultad para dirigirnos a los que se
autorizan en el Ideal, y para seducirles. Especialmente en un
momento en el cual (sea de un lado del Atlántico, sea del otro),
somos testigos de tentativas de restauración de viejos significantes
que promueven arcaísmos en el Ideal que nos dejan
escépticos.
Tercer punto: nuestra distancia, y
articulación, con la ciencia en la civilización nos aleja de la
promesa de resolver todos los malestares con la certeza de que
existe una inscripción somática en todos los trastornos que se
suscitan en nosotros.
Estas tres razones, hacen que estemos
globalmente a la inversa del discurso del amo. Pero, esta ubicación
es un lugar muy estable. El revés del discurso del amo siempre ha
existido. El milagro del logos griego tenía la tragedia y los
misterios. La China, que supo construir un discurso burocrático de
orden social de un tamaño inédito, tuvo la soledad del monje
taoista.
Somos nosotros los que podemos dar una voz para
que se pueda escuchar al discurso de la locura que rodea la
civilización de la edad de la ciencia.
El éxito de nuestro discurso se mide a nivel
del caso por caso, a nivel del lazo transferencial, a nivel de la
clínica de lo particular. Es la razón por la cual nuestras Jornadas
toman la forma de comunicar la fuerza de este lazo. Pero no es la
única forma con la cual podemos dialogar con este Otro de nuestra
civilización.
Al nivel social como tal podemos intervenir, y
en los últimos años la AMP mostró cómo se puede definir su política
a este nivel. Primero, con ocasión de la promulgación de leyes
burocráticas especialmente inadecuadas para la regulación de las
psicoterapias en Francia, y en Europa, Jacques-Alain Miller, supo
gritar muy fuerte, de la buena manera, y hacerse escuchar por los
poderes públicos con la ayuda de las Escuelas de la AMP que
contribuyeron, a su medida, a constituir un movimiento internacional
de apoyo.
También, segundo nivel, podemos denunciar los
falsos semblantes, como la retórica de la evaluación, o la ideología
de la traducción cognitivista del psicoanálisis. Es denunciar
los falsos semblantes para respetar los verdaderos, como el Nombre
del Padre, del cual uno puede prescindir a condición de servirse de
él. Es otro registro, el de la denunciación irónica.
Tercer nivel. Proponemos una manera de hacer
reconocer la utilidad pública del psicoanálisis, su utilidad social,
pero al mismo tiempo manteniéndonos al revés. Es el psicoanálisis
aplicado a los tiempos de la “política de las
cosas”.
Entonces, si uno compara estos tres niveles, se
pudiera decir que esto es como el discurso del caldero.
Precisamente, la política del inconsciente es una política del
caldero; es un discurso que tiene que tener una cierta isomorfía,
por la manera con la cual el discurso del inconsciente se hace
escuchar.
El amor particular
sobre el cual se basa, se fundamenta, el discurso analítico, y que
es el amor de transferencia, es muy poderoso; es un amor que se
vincula a la pulsión en el punto en el cual el deseo, el más
particular, viene a estar indicado por la presencia de la angustia.
¿Cómo distinguir las formas de la angustia? Este es el punto en el
cual sus trabajos en las Jornadas van a
contribuir.
Entonces, abro estas Jornadas en nombre de
la AMP y les dejo en compañía del Presidente del Consejo
AMP-América, Leonardo Gorostiza; de la Presidente de la NEL, María
Hortensia Cárdenas; y también de mis excelentes amigos, Esthela
Solano primero, Alicia Arenas, Ricardo Nepomiachi, Ronald Portillo,
Jésus Santiago, el grupo de Guayaquil, de Ecuador, ...
los que estoy olvidando de nombrar, los que no puedo nombrar porque
el tiempo me falta ... Dejo al público, que ahora no
veo más porque la pantalla está completamente oscura, pero que veía
muy bien en la apertura, en excelentes manos.
Un
saludo a todos, y les dejo así continuar esta interlocución del
discurso del psicoanálisis con el interlocutor bien dispuesto, la
opinión ilustrada que queremos tocar en favor del psicoanálisis.
¡Buen trabajo!
(Aplausos)
París-Guayaquil, 27 de octubre de 2006
Difusión autorizada por Eric
Laurent